martes, 28 de abril de 2009

Edgar Allan Poe "Ojalá mi joven vida fuera un sueño duradero"


Edgar Allan Poe (Boston, 19 de enero de 1809 - Baltimore, 7 de octubre de 1849) fue un escritor, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país. Fue renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror. Considerado el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia-ficción.

Probablemente, de no haber tenido que trabajar de periodista, Poe se habría dedicado en exclusiva a la poesía. «Razones al margen de mi voluntad me han impedido en todo momento esforzarme seriamente por algo que, en circunstancias más felices, hubiera sido mi terreno predilecto», manifestó en el prólogo a El cuervo y otros poemas. Este será su género más controvertido y el que le granjeará las peores críticas.Las épocas de creación poética más intensas se dieron al principio y al final de su carrera.Entre la producción poética de Poe destacan una docena de poemas por su impecable construcción literaria y por sus ritmos y temas obsesivos. La melancolía, la nostalgia y los angurios de la muerte son temas frecuentes en sus escritos.Dentro de su trayectoria cabe destacar "Leonore" en 1831,"El cuervo" en 1845,"Annabel Lee" en 1849 y "Las campanas" en 1849.


A continuación les presento un poema no tan conocido de Poe, "Ojalá mi joven vida fuera un sueño duradero"

¡Ojalá mi joven vida fuera un sueño duradero!
Y mi espíritu durmiera hasta que el rayo certero
De una eternidad anunciara el nuevo día.
¡Sí! Aunque el largo sueño fuera de agonía
Siempre sería mejor que estar despierto
Para quien tuvo, desde el nacimiento
En el dulce tierra, el corazón
Prisionero del caos de la pasión.

Mas si ese sueño persistiera eternamente
Como los sueños infantiles en mi mente
Solían persistir, si eso ocurriera,
Sería ridículo esperar una quimera.
Porque he soñado que el sol resplandecía
En el cielo estival, lleno de luz bravía
Y de belleza, y mi corazón he paseado
Por climas remotos e inventados,
Junto a seres imaginarios, sólo previstos
Por mí... ¿qué más podría haber visto?.

Pero una vez, una única vez, y ya no olvidaré
Aquel bárbaro momento, un poder o no se qué
Hechizo me ciñó, o fue que el viento helado
Sopló de noche y al marchar dejó grabado
En mi espíritu su rastro, o fue la Luna
Que brilló en mis sueños con especial fortuna
Y frialdad, o las estrellas... en cualquier caso
El sueño fue como ese viento: démosle paso.

Yo he sido feliz, pues, aunque el sistema
Fuera un sueño. Fui feliz, y adoro el tema:
¡Sueños!. Tanto por su intenso colorido
Que oponen a lo real, y porque al ojo delirante
Ofrecen cosas más bellas y abundantes
Del paraíso y del amor, ¡y todas nuestras!
Que la esperanza joven en sus mejores muestras.



Bibliografía:

http://elmistico.com.ar/poetas/poe.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Allan_Poe

domingo, 5 de abril de 2009

Carta de Charlotte Brontë a Constantine Héger




18 de noviembre de 1845

Señor:

Los seis meses de silencio han seguido su curso. Hoy es 18 de noviembre; mi última carta estaba fechada (creo) el 18 de mayo. Por eso puedo escribirle sin faltar a mi promesa.

El verano y el otoño se han hecho muy largos; a decir verdad, han sido necesarios dolorosos esfuerzos por mi parte para mantener hasta ahora la abnegación que me impuse a mí misma. Usted, señor, no puede concebir lo que significa; pero imagínese por un instante que uno de sus hijos fuera separado de usted, a 160 leguas, y que usted tuviera que estar seis meses sin escribirle, sin recibir noticias suyas, sin oír hablar de él, sin saber nada de su salud, y entonces entenderá fácilmente toda la severidad de una obligación así. Le digo francamente que he intentado olvidarle durante estos meses, porque el recuerdo de una persona a quien uno no cree que pueda volver a ver de nuevo y a quien, sin embargo, se tiene en gran estima, atormenta demasiado la mente; y cuando uno ha sufrido ese tipo de ansiedad durante un año o dos, está dispuesto a hacer cualquier cosa para reencontrar la paz. Yo lo he intentado todo; he buscado ocupaciones; me he negado a mí misma por completo el placer de hablar de usted, ni siquiera a Emily; pero no he sido capaz de superar ni mis pesares ni mi impaciencia. Lo cual, de hecho, es humillante: ser incapaz de controlar los propios pensamientos, ser esclava de un pesar, de un recuerdo, la esclava de una idea fija y dominante que gobierna despóticamente la mente. ¿Por qué no puedo recibir tanta amistad de usted, como usted de mí, mi más ni menos? Entonces estaría tranquila, tan libre que podría mantenerme en silencio durante diez años sin esfuerzo.

Mi padre está bien, pero ha perdido la vista casi por completo. No puede leer ni escribir. Pero los médicos han recomendado esperar unos pocos meses antes de intentar una operación. El invierno será una larga noche para él. Se queja muy raramente; admiro su paciencia. Si la Providencia me destinara la misma calamidad, ¡quiera Él concederme tanta paciencia para sobrellevarla! Me parece, señor, que no hay nada más mortificante en las grandes desgracias físicas que verse obligado a hacer que todos los que nos rodean las compartan. Uno puede ocultar los males del alma, pero los que afectan al cuerpo y destruyen nuestras capacidades no pueden ser encubiertos. Mi padre me permite ahora leerle y que escriba por él; me demuestra, también, más confianza de la que había tenido antes, lo cual es un gran consuelo.

(…) Su última carta fue un apoyo y un sostén para mí, alimento para medio año. Ahora necesito otra y usted me la dará; no porque me deba amistad -no me puede tener mucha-, sino porque usted tiene un alma compasiva y no condenaría a nadie a un sufrimiento prolongado para liberarse de unos pocos momentos incómodos. Prohibirme que le escriba, negarse a responderme, sería arrancarme de mí mi única alegría en la tierra, privarme de mi último privilegio -un privilegio al que nunca consentiré en renunciar voluntariamente-. Créame, maestro, escribiéndome hace una buena acción. En tanto que creo que usted está complacido conmigo, en tanto que tengo esperanzas de recibir noticias suyas, puedo descansar y no sentirme muy desdichada. Pero cuando un silencio prolongado y tenebroso parece amenazarme con el alejamiento de mi maestro, cuando día tras día espero una carta, y cuando día tras día solo llega la desilusión para sumirme en una tristeza abrumadora, y la dulce alegría de ver su escritura y leer su consejo huye de mí como una visión vana, entonces me reclama la fiebre, pierdo el apetito y el sueño y languidezco.

Volveré a escribirle el próximo mayo: sería mejor esperar un año, pero es imposible: demasiado tiempo.

(…) Me gustaría poder escribirle cartas más alegres, porque cuando releo esta la encuentro triste de alguna manera -pero, perdóneme, mi querido maestro-; no se irrite por mi tristeza…

(…) Adiós, mi querido Maestro, que Dios le proteja con sumo cuidado y le corone con bendiciones especiales.


Charlotte Brontë (1816-1855) fue una escritora britanica, la mayor de las hermanas Brontë, cuyas novelas se convirtieron en obras cumbres de la literatura inglesa.

En 1842 Charlotte y Emily Brontë quisieron abrir una escuela privada y, para mejorar su francés, ingresaron en un internado privado de Bruselas regentado por Constantine Héger y su esposa, pero al morir su tía se vieron obligadas a volver a Inglaterra. Charlotte regresó nuevamente a Bruselas en enero de 1843 para trabajar de profesora en el internado. Su segunda estancia no fue nada agradable, ella se vió invadida por la soledad, la nostalgia y la melancolía. Allí se enamoró profundamente de Constantine Héger.
Héger solamente estaba interesado por sus escritos y sus inquietudes intelectuales.Él estaba casado y no albergaba ninguna otra intención que no fuera lo extrictamente académico. Ese amor no correspondido la atormentaría durante mucho tiempo.


Un año después volvió a tierras inglesas, esa amarga experiencia serviría de inspiración para componer Villete (1853) y El Professor (1857).



Bibliografía:


http://cartasfamosas.blogspot.com/2009/01/cartas-de-charlotte-bront-constantine.html

http://en.wikipedia.org/wiki/Villette_(novel)